Sobre los tejados de París, guardias civiles españoles vigilan los cielos olímpicos
París, 31 jul (EFE).- En el tejado del lujoso Hotel de Crillon, en la neurálgica plaza de la Concordia, dos gendarmes y dos guardias civiles españolas vigilaban este miércoles el cielo de París. Forman parte de las patrullas mixtas internacionales con las que Francia, con apoyo de otras 44 naciones, refuerza la seguridad de los Juegos Olímpìcos.
París, 31 jul (EFE).- En el tejado del lujoso Hotel de Crillon, en la neurálgica plaza de la Concordia, dos gendarmes y dos guardias civiles españolas vigilaban este miércoles el cielo de París. Forman parte de las patrullas mixtas internacionales con las que Francia, con apoyo de otras 44 naciones, refuerza la seguridad de los Juegos Olímpìcos.
"Nos dedicamos, como unidad antidrón, a velar por la seguridad del espacio aéreo", explica a EFE la sargento Elisa Hernández, a quien este miércoles, junto a la guardia civil Vanesa Peña, le tocaba hacer vigilancia bajo un sol de justicia en la famosa plaza parisina.
A solo unas decenas de metros se escuchan los gritos entusiasmados de los espectadores de las competiciones de BMX y de baloncesto 3x3, pero la atención de las guardias civiles españolas y de sus dos compañeros franceses está más enfocada en la pantalla de un aparato negro capaz de detectar, en un radio de ocho kilómetros, cualquier vuelo de drones, así como a sus respectivos controladores.
Hernández y Peña forman parte del equipo antidrón Pegaso Central de la Guardia Civil, que ha enviado desde Madrid a tres agentes para garantizar que se cumple la prohibición de volar drones no autorizados en un radio de 150 kilómetros hasta el final de los Juegos Olímpicos.
En total, ese cuerpo de seguridad español ha enviado a Francia 143 efectivos -dedicados también a tareas como la seguridad ciudadana o la protección de las fronteras-, pero si se les suman los 171 policías nacionales españoles desplazados a Francia, la delegación española es la más numerosa entre las fuerzas de apoyo internacionales.
Colaborar con los colegas franceses "es un placer", comenta Hernández, y aunque el trabajo en sí no es diferente del que realizan, por ejemplo, en eventos de alto perfil como visitas de jefes de Estado, esta sargento procedente de Jaén asegura que el "marco incomparable" de París 2024 ha superado sus expectativas.
"Todos hemos crecido viendo los Juegos Olímpicos de pequeños -reflexiona- y es algo que nos gusta a todos".
"Es bonito trabajar con gente de otros países", afirma por su parte Bruno, uno de los dos agentes de la Gendarmería que trabajan con las guardias civiles españolas.
Drones de turistas y aficionados despistados
Desde el comienzo de los Juegos no se han detectado verdaderas amenazas aéreas, aunque sí una treintena de alertas relacionadas con drones que condujeron a la detención de 27 personas, según datos ofrecidos esta misma jornada por el primer ministro francés en funciones, Gabriel Attal.
Casi todos eran turistas, espectadores que ignoraban o pretendían ignorar las normas, motivo por el cual una parte importante del trabajo de Hernández, Peña y sus compañeros consiste en valorar si los aparatos que detectan suponen o no una amenaza, en cuyo caso sí se procedería a una neutralización del objeto volador.
El grado de amenaza lo valoran en función de factores como la proximidad a puntos de interés concretos o su velocidad.
Con elementos no peligrosos, además de comprobar en primer lugar si se trata de aparatos autorizados (de las propias fuerzas de seguridad o de la prensa, por ejemplo), la estrategia es desplazar una patrulla hasta donde se encuentra la persona que controla ese dron.
Blindar los cielos no es tan sencillo como vallar calles de París, que eran un búnker ya una semana antes de los Juegos, por lo que Hernández afirma que apoyar a Francia en esta tarea es una gran "responsabilidad".
"Son Juegos Olímpicos que tienen una gran importancia, son el ojo del mundo para lo bueno y también puede ser un punto clave para llamar la atención", resalta.
Tanto ella como Peña ya conocían París, aunque no desde sus tejados, como ahora, y en el escaso tiempo de ocio intentarán disfrutar de algunas de las competiciones olímpicas hasta que partan el 13 de agosto, dos días después de la gran clausura.
Por lo pronto, la aventura de París les ha dejado ver a Rafael Nadal en las pistas de Roland Garros e incluso vivir la ceremonia de apertura en el Sena desde la zona de Notre-Dame, pero la mayor parte del tiempo lo dedican a poner su granito de arena en el dispositivo de 35.000 agentes que cada día custodian los Juegos.
Nerea González